Érase una vez un niño guapísimo a quien llamaban Caperucito Verde.
Tenía este nombre porque nació en la selva, y nada más nacer, su primera vestimenta fue una caperuza hecha con hojas de palmera y forrada con piel de gamusino.
Caperucito Verde tuvo una infancia muy alegre, jugaba con los monitos de la selva y trepaba a los árboles. Se lo pasaba realmente bien.
Un día su madre le pidió a Caperucito que llevara a su abuelo unos cuantos mangos y unos cocos porque el pobre anciano ya no podía recolectarlos a causa de su edad.
Caperucito obedeció a la primera y recolectó los cocos y los mangos, los llevó a casa y los puso en una cesta que él mismo había construido con hojas de palmera.
Antes de salir de casa su madre le advirtió:
- Caperucito, ten mucho cuidado. Ve por el camino del riachuelo que te llevará directo a casa del abuelo, no te entretengas con los monos porque se va a hacer de noche y los jaguares pueden hacerte mucho daño.
- Caperucito contestó- Sí mamá, no te preocupes, iré a casa del abuelo lo antes posible y vuelvo enseguida.
-Caperucito cogíó su capa verde y comenzó su camino. Hacía una tarde preciosa, las aves tropicales cantaban y revoloteaban por encima del riachuelo. Caperucito estaba contento y se entretenía pero pasaba el tiempo y se empezó a aburrir, escuchando el mismo riachuelo, siguiendo su curso y sin poder jugar porque como se metiera en el río y volviese a casa empapado mamá lo iba a regañar.
- Jo, no puedo hacer nada, esto es muy aburrido, aún falta mucho para llegar a casa del abuelo, ¿ Qué puedo hacer? - Un mono le contestó-
-Puedes ir de liana en liana , irás más rápido y además así puedes jugar con nosotros.
-Caperucito verde no vaciló y en un instante se subió a la liana más cercana.
Pasaron las horas y comenzó a anochecer, cuando Caperucito se dio cuenta, recordó lo que le había dicho su madre y fue corriendo a casa de su abuelo.
- ¡Oh no, se está haciendo muy de noche y aún no he llegado a casa de mi abuelo!-
Se bajó de las lianas y siguió el curso del río. Al cabo de un rato un jaguar que iba por ahí le preguntó:
-Caperucito Caperucito Verde, ¿Qué haces solito por la selva cuando es de noche?
-Voy a casa de mi abuelo a darle unos cocos y unos mangos- Contestó-.
-¡Anda!- dice el jaguar- Yo conozco un camino muy cortito que lleva hasta la casa de tu abuelo, mira, ¿Ves ese afluente? Ve por ahí y estarás en un periquete. Yo iré por el camino del río.
-Caperucito, asustado hizo caso al jaguar por miedo a contrariarle y cogió el camino del afluente que el malvado jaguar le había indicado.
-A lo mejor tiene razón y por aquí llego antes y así mi madre no se enfadará conmigo- pensó-.
El jaguar llegó a casa del abuelo y llamó a la puerta haciéndose pasar por Caperucito Verde, el abuelo le abrió y el jaguar se lo comió. Se puso el pijama del abuelo y se hizo pasar por él.
Cuando llegó Caperucito Verde llamó a la puerta:
-Abuelito ábreme que soy yo, Caperucito Verde.
-Pasa hijo, que está abierto.-
Caperucito entró y le dijo: - Abuelo, te traigo unos mangos y unos cocos.
-Gracias , déjalos en la cocina.
Caperucito dejó la fruta en la cocina y fue a la habitación. Vio a su abuelo muy raro y le dijo:
-Abuelito abuelito, qué ojos tan grandes tienes.
-Son para verte mejor.- Responde el jaguar-.
-Abuelito abuelito, qué bigotes tan largos tienes.
- Son para hacerte cosquillitas cuando te doy besos.
-Abuelito abuelito, qué colmillos tan afilados tienes.
-¡Son para comerte mejor!
El jaguar salió de la cama e intentó comerse de un bocado a Caperucito Verde pero Caperucito es tan ágil que consiguió salir corriendo de la casa y esconderse detrás de un matorral que había ahí.
El jaguar lo buscó por todas partes pero no encontró nada porque Caperucito estaba totalmente camuflado gracias a su caperuza verde hecha de palmeras que le dieron al nacer.
Pasó un tiempo y el jaguar se cansó de buscar a caperucito, fue al río y se dispuso a beber agua.
Caperucito aprovechó la ocasión y fue corriendo y empujó al jaguar al río, y como no sabía nadar, se ahogó. Caperucitó lo sacó del agua inconsciente, le abrió la tripa y sacó a su abuelo.
Los dos volvieron a casa sanos y salvos celebrando que volvían a estar juntos.
Caperucito pasó la noche en casa de su abuelo y cuando volvió a su casa al día siguiente fue corriendo a abrazar a su madre y le dijo:
¡Mamá! ¡Jamás volveré a desobedecerte! ¡Te quiero muchísimo y siento haberte dado este disgusto!
Buenas tardes, esta entrada la he escrito dando una vuelta al cuento original. Espero que mi versión del cuento os guste , ¡un saludo!
Yael Olías Soler.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.